Con la participación de las integrantes del elenco de danza del Centro Juvenil de Diagnóstico y Rehabilitación “Santa Margarita” del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos (MINJUSDH), se realizó en mayo del 2023 el taller de diversidad cultural y no discriminación con el fin de motivar la reflexión sobre los hechos de discriminación étnico racial y bullying en la escuela, y la importancia de vivir en una sociedad respetuosa y segura. Además, compartimos diversos conocimientos sobre los pueblos étnico-culturales del país, las lenguas indígenas, y los valiosos aportes culturales del pueblo afroperuano a nuestra nación. Al finalizar la sesión, las integrantes del centro juvenil nos hicieron una demostración de su arte con una coreografía de festejo y toque de cajones y cajitas. Este centro pertenece al Programa Nacional de Centros Juveniles (PRONACEJ), entidad adscrita al MINJUSDH y que tiene a su cargo 71 jóvenes mujeres de diversas regiones del país que han cometido alguna infracción y como consecuencia de ellos, se les priva de su libertad. Como parte de su rehabilitación las adolescentes y jóvenes realizan diversas actividades culturales, entre ellas la práctica de las danzas afroperuanas, y reciben diversas capacitaciones y talleres. Taller educativo en Carabayllo
En el centro educativo I.E.P San Clemente el Apóstol del distrito de Carabayllo se realizó un taller de diversidad cultural y no discriminación con alumnado de 5to de secundaria. Continuamos con la campaña “Por una educación sin violencia ni racismo” esta vez llegamos a Barrios Altos, conocido históricamente como una de las localidades con importante presencia de población afroperuana, donde compartimos nuestro taller de diversidad cultural y no discriminación a las chicas y chicos del elenco de la Asociación Afroperuana Barrios Altos bajo la dirección del destacado coreógrafo José Luis Saldamando, más conocido como Cochicho. En el taller educativo compartimos diversos conocimientos sobre los pueblos étnico-culturales del país, las lenguas indígenas, y los valiosos aportes culturales del pueblo afroperuano a nuestra nación. También reflexionamos sobre los hechos de discriminación étnico racial y bullying en la escuela, y la importancia de vivir en una sociedad respetuosa y segura. Especialistas LUNDU brindando taller educativo sobre diversidad cultural y no discriminación En este taller nos acompañó la destacada artista Mercedes García, quién utilizando diversas técnicas logró plasmar un maquillaje étnico inspirado en iconografía africana, permitiendo que cada participante conecte con su raíz ancestral. Mercedes García realizando intervención artística a través del maquillaje étnico africano para todos los participantes en el taller. Agradecemos a la Asociación Afroperuana Barrios Altos - AABA por continuar fomentando danzas afroperuanas, como el festejo y el landó en las nuevas generaciones, aportando de esta manera a que nuestra cultura viva siga siendo preservado y disfrutado por todo el Perú y el mundo.
Como parte de la campaña “Por una educación sin violencia ni racismo”, el equipo de LUNDU Centro de Estudios y Promoción Afroperuanos se trasladó hasta el centro poblado de El Guayabo, distrito de El Carmen, en Chincha, Ica, para realizar un taller educativo sobre la valoración de nuestra diversidad cultural en el Perú, junto a las niñas y adolescentes de la Academia afroperuana “Raíces de mi tierra del Guayabo” de la destacada profesora de danzas, Norma Vargas Portilla. En el taller educativo conocimos más acerca de la diversidad cultural del Perú, de la existencia de 55 pueblos indígenas y 48 lenguas originarias, así como la presencia de cerca de 1 millón de afroperuanos y afroperuanas en nuestro territorio. También hablamos sobre la importancia de vivir en un ambiente escolar seguro inclusivo y respetuoso, sin discriminación étnico racial ni bullying escolar. En este taller nos acompañó la reconocida muralista Mónica Miros, quién con diversas técnicas de pintura le rindió un homenaje a Victoria Santa Cruz en una intervención artística en madera con la participación de todas las chicas de la academia. En la exposición también compartimos los importantes aportes del pueblo afroperuano a la construcción del país, enfatizando en la preservación de nuestro patrimonio cultural, como las danzas, ritmos musicales, gastronomía, festividades, entre otros elementos. Gracias a la academia afroperuana “Raíces de mi tierra del Guayabo”, parte de la niñez y juventud de la comunidad de El Guayabo continúan practicando danzas como el festejo y el landó, permitiendo la transmisión de conocimientos a las nuevas generaciones. Desde LUNDU continuaremos generando estos espacios educativos libres de violencia y discriminación, donde motivaremos a la reflexión sobre la importancia de que nuestras niñas y adolescentes expresen sus emociones y sentimientos a través del arte, con respeto a su cultura viva. Con el propósito de reforzar conocimientos sobre diversidad cultural y lucha contra el racismo, y sensibilizar a las y los participantes del concurso "Por un Perú sin Racismo", se realizaron los talleres virtuales “Valorando nuestra diversidad cultural” y "Diversidad Cultural, interculturalidad y abordaje del racismo en el aula" para alumnos y docentes respectivamente, En las sesiones, donde se contó con participantes de Lima, Ica, Lambayeque y Piura, compartimos contenido educativo sobre la riqueza de nuestra diversidad cultural, la presencia y aporte de los pueblos indígenas, la importancia de las lenguas originarias, así como los aportes de la población afroperuana al país. También reflexionamos sobre los conceptos de identidad cultural, lucha contra la discriminación étnico racial en el ámbito educativo, así como violencia escolar, racismo, sexismo y bullying a fin de no permitir estas malas prácticas en la escuela. Los talleres virtuales son posibles gracias al apoyo de MADRE y CRIF - Children's Rights Innovation Fund. Por Leonardo Ledesma W. Instagram: @leonardo_ledesma_watson La primera infancia II En 1959, muy lejos de aquí, un hombre se hizo negro. El escritor Johan Howard Griffin se sometió a diferentes tratamientos para oscurecer su piel, volverse afroamericano e irse a pasar un tiempo a Misisipi, Luisiana, Alabama y Georgia, estados sureños donde, según el autor de Negro como yo, estaba advertido de no mirar a las mujeres blancas, imposibilitado de entrar a ciertos lugares públicos y de tomar autobuses. En el Perú, cuarenta años más tarde, yo estoy en primaria y espero que sea mi viejo quien me recoja del colegio y no mi madre porque él es blanco y ella es negra. En aquella época leo las caricaturas de Bugs Bunny y el Pato Lucas, las historias de Elmer Gruñón persiguiendo escopeta en mano a un conejo cuyo mayor objetivo en la vida es sacarlo de quicio, la Biblia para niños, cuentos de los hermanos Grimm en ediciones resumidas y populares, fragmentos de obras clásicas con pequeños dibujos referenciales –La Odisea, El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha, Drácula, etc.- entre otras cosas. Todos ilustrados, claro. No hay manera de no aprender que el mundo se cuenta en fábulas. Así entendemos lo importante y, a la vez, lo evidente. Por mi parte, yo aprendo otra cosa que no puedo explicar y que para todos nosotros es normal: el negro es invisible. De todos los personajes humanos de allí que están dibujados, ninguno se parece a mí. No se parecen a la mayor parte del salón, por supuesto, pero solo en mí se percibe una diferencia notoria. Tengo un par de años en el colegio. Es una escuela pequeña, parroquial, solo de primaria, donde se imparten los cursos tradicionales, donde las profesoras son casi todas mujeres con excepción del de Educación Física, del de premilitar y del cura que oficia la misa todos los martes por la mañana. Ya conozco cuál es la dinámica. Me he adaptado y he aprovechado mis habilidades físicas para destacar en los deportes y caerle bien a los adultos que gustan de ellos y que son casi todos. También me he dado cuenta de que le doy bien a la clase de arte porque puedo reproducir obras clásicas con un lápiz. Eso le gusta a la gente. Es gracioso, es curioso, pero no es importante. Las matemáticas se me dan a medias. El inglés igual. En Lenguaje me va mejor, pero tampoco tanto. Soy un alumno con notas altas en Conducta. La flojera y la desidia por el laberíntico momento en el cambio de horas entre un curso y otro juegan un rol crucial a mi favor. Ese es más o menos el orden de todo. De nuevo estoy allí, de pie, en medio de un patio donde confluyen los alumnos de todos los grados a la hora de recreo. Los juegos son los de la época: policías y ladrones, chapadas y Tiburón, una variante donde imaginamos a un escualo que nos persigue y del cual debemos protegernos en una escalera en donde no se puede permanecer más de dos minutos. Se baja al océano, se corre, se evita al animal –interpretado casi siempre por el niño más revoltoso y pleitista del salón, Luis- y luego vuelve uno a ponerse a salvo nuevamente en las escaleras. El juego es popular y lo jugamos solo los hombres porque es brusco y nadie se quiere comprar el pleito de romperle la falda a una de las chicas o de hacerle daño. Yo soy rápido, muy rápido. Corro de un lado a otro y nunca me cogen. Luis atrapa a casi todos pero nunca a mí. Me persigue sin éxito y se frustra. Se frustra tanto que se saca la camisa del pantalón y se le logra ver una gota de sudor en la frente mientras se le humedece el cabello encima de las orejas. Todos me hacen barra. No falta mucho para el fin del recreo y estoy por ganar. Luis se frustra más incluso y, en una de esas, me barre las piernas (movimiento prohibido) y me tumba al suelo. Los otros chicos se ríen pero saben que eso no es jugar limpio. Me pongo de pie y me atrapa. Pierdo el juego y Luis se va riendo hacia un costado. Se queda haciendo chistes, seguramente, porque veo que junto a otros chicos se ríe, me mira y se ríe. De pronto, me mira de nuevo y le sostengo la vista por un rato. Se lleva una mano a la cabeza, otra al abdomen y empieza a caminar como un chimpancé, sin dejar de mirarme. No entiendo. En realidad si entiendo pero quiero que se acabe. Me molesta. No quiero romperle la cara y tampoco deseo exponerme a que me la rompa. Luis es fuerte. Sería una pelea muy pareja. Luis empieza a caminar en círculos y ya sin ningún tipo de pudor. Muchos aplauden. Sus amigos, los que andan más con él, aplauden. —¡Uh, uh, uh! — se le escucha, imitando el sonido de los monos. No hago caso. Sigo mi camino. Avanzo como hacia el baño. Salgo. Suena la campana que anuncia el fin del descanso. Cuando vamos hacia las aulas, quienes están con Luis ya no solo actúan como idiotas con ese sonidito, sino que le agregan otros: el choque de sus labios que simula una bemba grande, la voz gutural que se asemeja a lo que se oye en una reunión tribal africana, etc. Tras ello, otro que no es Luis, Carlos, se me acerca y sin pensarlo dos veces, como mandado a cumplir una prueba, me dice a la cara: —¡Maaaaa ma! Y repite más largo —Maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa ma. Sé a qué se refiere y seguramente quien lee esto también. Aquella exclamación es, probablemente, una de las más conocidas en el Perú. La dice, como es evidente, el Negro Mama, un personaje famoso creado por el cómico Jorge Benavides a inicios de esa década en la que estoy en mis primeros años de escuela. El Negro Mama, como bien lo dice el nombre, es un hombre negro, adulto, personificado por medio de la práctica del blackface por Benavides y que reúne todos los clichés y los estereotipos que pueden englobar a un negro o un afrodescendiente: provisto de rasgos exagerados, de un caminar lento, una forma de hablar también pausada y una mirada perdida. Además de ello, la caricatura también tiene otros rasgos que se asocian a la pobreza, a la delincuencia, a la pendejada y a una limitada capacidad intelectual. Ese personaje está todos los fines de semana en mi televisión y en la televisión de todos mis amigos. Como dicen que se parece a mí, ellos creen que no hay mejor forma de recordármelo que señalándome y pronunciando su nombre. El Negro Mama, más de una década después, fue señalado como un objeto racista y dividió las opiniones en un país también racista pues mientras para algunos era una creación que afectaba la dignidad y la sensibilidad de un grupo, para otros era solo una cuestión de jocosidad y comedia. Estos últimos, por supuesto, nunca dudaron en tildar y señalar de ‘acomplejados’ y ‘tontos’ a los primeros, a pesar de que en 2010 el Tribunal de Ética de la Sociedad Nacional de Radio y Televisión señaló el evidente racismo del personaje y, tres años más tarde, multó a Frecuencia Latina –canal donde aparecía- con 20 Unidades Impositivas Tributarias por incumplir con la regulación respecto al personaje. Colectivos y organizaciones sociales (entre ellas LUNDU) demandaron, de paso, unas disculpas públicas por parte de la casa televisora y del humorista, pero estas nunca llegaron.
Si ya soy consciente de mi negritud e incluso de mi parcial negritud, pienso que uno no es negro del todo si demuestra educación y talento para otras cosas que no se asocian a la mencionada etnia, pero también lo soy sobre otras cosas: ya no solo soy negro, ahora soy negro, feo, bruto y, quizá, un ladrón en potencia. Ese día, también, a la salida de la escuela, tras los soterrados insultos y las burlas furtivas de quienes están allí, espero que me recojan. A veces me recoge mi abuela, a veces algún tío y a veces mi mamá que tiene que trabajar y por eso no va siempre. Sin embargo, no llega ninguno de ellos, sino mi padre. Mi papá casi nunca va porque el trabajo que tiene no le da tiempo para casi nada, pero por alguna razón ese día está libre y me pasa a buscar. Los chicos se quedan con la boca abierta, paran los ruidos, se van de cara. Mi padre es un hombre blanco. Un hombre blanco y guapo, bien vestido, joven. De treinta y pocos años. Tiene el cabello castaño, los ojos verdes, la piel tersa y las cejas llanas como las mías. Nos saludamos y yo le digo que todo está bien, que ha sido un buen día en la escuela y que me sorprende verlo allí. Cuando me voy, volteo hacia la puerta y veo a los chicos parados pensando qué decir. Yo sé y ellos saben que ese es el inicio de un nuevo orden, de un nuevo paradigma. Ese día me siento idiota por un lado porque sé que soy (para ellos) todo lo negro y feo y tarado que ellos me han dicho que soy, pero también me siento feliz (en mi ingenuidad) porque ahora ellos saben que no soy tan negro. Ese día soy un negro casi blanco y, con ello, entiendo que no sé quién soy y ya no sé cómo nombrarme. Como dijo el comunicador social cartagenero Julio César Márquez Ariza, ese día no tuve referente de comparación y entendí que mi identidad no era mía, que mi cuerpo era un terreno de disputa. Era una hoja en la que los demás decidirían qué escribir. Ese día , y hasta mucho tiempo después, fui todo aquello. (Fragmento del ensayo N.E.G.R.O.: El color de una voz.) Nota: Lundu difunde los artículos de autoría de nuestras invitadas e invitados. Las opiniones vertidas son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no representan, necesariamente, el pensamiento de la institución. En respuesta a la campaña “Por una educación sin violencia ni racismo” lanzada por LUNDU en el Congreso de la República, diversos representantes de entidades públicas se comprometieron a fortalecer acciones para prevenir e identificar cómo el racismo es una de las causas comunes del bullying. La campaña “Por una educación sin violencia ni racismo” lanzada por LUNDU el 28 de junio del presente año en el Congreso de la República, contó con la participación de la congresista Susel Paredes; el director general de la Dirección de Calidad de la Gestión Escolar del Ministerio de Educación, Marco Antonio Flores Blas; el director general de la Dirección General de Niñas, Niños y Adolescentes del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, César Cárdenas Lizarbe y del director general de la Dirección de Derechos Humanos, del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, Edgardo Gonzalo Rodríguez, quienes se comprometieron a fortalecer acciones para prevenir e identificar cómo el racismo es una de las causas comunes del bullying. La campaña "Por una educación sin violencia ni racismo" comprende una serie de acciones en 3 ejes: incidencia política para lograr la modificación de del Decreto Supremo 004-2018 (Atención de la Violencia contra las NIñas, NIños y Adolescentes) debido a la ausencia del reconocimiento del racismo como una de las causas de bullying escolar; talleres y capacitaciones para docentes y alumnos sobre diversidad cultural y no discriminación, así como contenidos comunicacionales y campaña comunicacional a través del concurso "Por un Perú sin racismo". El evento fue apoyado por el despacho de la congresista Susel Paredes quien señaló: “Nuestra cultura usa la cabeza como un avestruz que se esconde y deja que el racismo avance, porque el Perú es un país racista y discriminador y hasta que nosotros no lo digamos claramente no vamos a poder solucionarlo”. Asimismo, el director general de la Dirección de Calidad de la Gestión Escolar del Ministerio de Educación, Marco Antonio Flores Blas, afirmó que acoge la iniciativa de LUNDU para hacer modificaciones al Decreto Supremo 04 del 2018 del Ministerio de Educación para hacer un lucha aguerrida y frontal contra la discriminación, y así realmente lograr una educación sin violencia ni racismo, términos que no están claros en el decreto, pero que trabajando juntos en un objetivo mutuo podrán lograr desterrar la violencia de las aulas. “Cabe recordar que gran parte de los casos de suicidios de niños por el bullying han sido a partir de situaciones racistas, sin embargo, en la Ley Antibullying y el Manual Sí se ve, no se habla del racismo con nombre propio, solo se hacen alusiones a discriminación por color o acento”, señaló Brenda Garay, vocera de LUNDU. Uno de los aspectos centrales propuestos por LUNDU es la inclusión del racismo dentro de esta ley y del Manual. Este racismo en las escuelas, además cambia de acuerdo al género. “Las niñas afrodescendientes suelen ser más sexualizadas debido al prejuicio racista, esto se expresa en el bullying que reciben de sus compañeros de clase, pero también de profesores”, señaló Ysabel Correa. Mónica Carrillo, ex directora de LUNDU y autora de la investigación “Rostros de violencia, rostros de poder”, sostuvo que, en base a los 35 testimonios recogidos de mujeres afroperuanas de diversas regiones y estratos, el primer espacio donde sufrieron violencia sexista y racista fue la escuela, y se ha podido identificar que esta experiencia normaliza la violencia y condiciona a que acepten la violencia de género en sus relaciones de pareja. “Además de las reformas legislativas y del manual, queremos involucrar al profesorado, estudiantes de educación, y escolares a partir de concursos de afiches virtuales y ensayos que además de hablar sobre el bullying, celebren la diversidad racial y cultural en las escuelas”, afirmó Ysabel Correa, representante de LUNDU. Al finalizar el evento, la congresista Susel Paredes otorgó un reconocimiento a nuestra institución Lundu Centro de Estudios y Promoción Afroperuanos en la persona de la presidenta Ysabel Correa Salazar, en reconocimiento a la destacada labor a favor de la ciudadanía y por crear espacios de lucha contra el racismo y la violencia.
LUNDU presenta campaña “Por una educación sin violencia ni racismo” en el Congreso de la República7/8/2022
Según el diagnóstico realizado por LUNDU, existe una gran ausencia del reconocimiento del racismo como una de las causas de bullying escolar en la “Ley Antibullying 29719″. LUNDU - Centro de Estudios y Promoción Afroperuanos, junto a la Congresista Susel Paredes, presentan la campaña “Por una educación sin violencia ni racismo”, este lunes 27 de junio a las 10:00 a.m., en la Sala Quiñones del Congreso de la República, donde participarán representantes del Ministerio de Educación, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, y del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables como parte del panel, donde se dará a conocer la campaña dirigida a docentes, padres de familia y alumnado con recomendaciones para abordar casos de racismo y discriminación étnico racial en el aula. Además de la difusión de material educativo, que contiene gráficas y videos sobre cómo afrontar el racismo en el aula, también se discutirá sobre el rol institucional de los sectores del Estado en la regulación del bullying escolar por discriminación étnico racial y las políticas públicas vigentes sobre el tema. De acuerdo al diagnóstico sobre el contexto de políticas públicas y leyes que tienen impacto en la aplicación de la Ley Antibullying 29719, realizado por LUNDU, la ausencia del reconocimiento del racismo como una de las causas del bullying en la Ley 29719 limita las posibilidades de identificar y confrontar el racismo en las relaciones escolares. “Existen vacíos en varios componentes de esa Ley, por ejemplo, en la sección donde se colocan ejemplos de situaciones de bullying se hace mención al color, cultura o acento como una de las posibles causas, pero no se coloca con nombre propio el racismo, lo que reduce las posibilidades de identificarlo y prevenirlo”, señaló Brenda Garay, vocera de LUNDU. “Por ello LUNDU propone la modificación del Decreto Supremo No. 004-2018-MINEDU , a fin de visibilizar los casos escolares de discriminación étnico-racial”, agregó. Campaña “Por una educación sin violencia ni racismo”
Según la plataforma SíSeVe del Ministerio de Educación, en el año 2019 –el último año escolar presencial, previo a la pandemia– cerca de 12 mil estudiantes denunciaron ser víctimas de violencia física, psicológica y sexual en el ámbito escolar. Lo que llama la atención de los casos reportados es que la mitad se cometieron por personal de la escuela, sea docente, directores o administrativos, y la otra mitad por los escolares. Por otro lado, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), según los resultados de la Encuesta Nacional sobre Relaciones Sociales (ENARES 2019), concluye que el 68,9% de la población de 9 a 11 años de edad sufrió violencia psicológica y/o física en el hogar alguna vez en su vida. El bullying se expresa de manera diferente hacia niñas, niños y jóvenes afro “Lo que aún no se hace visible en los datos y estadísticas es la violencia por bullying racial, una realidad que todos saben y callan. Según la evidencia recogida por LUNDU, las niñas y adolescentes afroperuanas tienen más riesgo de ser sexualizadas y sufrir acoso racista y sexista que merma su autoestima y las hace más vulnerable para normalizar la violencia cuando son adultas”, sostuvo Brenda Garay, vocera de LUNDU. “Las escuelas deben ser lugares seguros donde la identidad étnico cultural o el color de la piel de una persona no sean motivos u objetos de discriminación. Lamentablemente, el racismo sigue estando presente en los distintos centros educativos a través de frases o actitudes que en un primer momento son tomados como una ‘broma’ pero que, sin embargo, son evidencia de lo interiorizado y normalizado que está en la sociedad”, indicó Ysabel Correa, cantante, comunicadora y representante de LUNDU. “Quedarse callado por pena o por evitar una discusión o conflicto cuando alguien más hace un comentario o una broma racista no es la solución. Por eso, desde hace algunos meses, las lideresas juveniles de LUNDU vienen impulsando mensajes y contenidos a través de gráficas y videos elaborados por ellas mismas, con el fin de que alumnos y maestros tomen conciencia sobre las burlas racistas y como estas profundizan las diferencias y dañan la identidad y autoestima de las personas”, agregó Correa. Jhoel Herrera
Proyecto de ley del Ministerio de Cultura:
https://www.gob.pe/institucion/cultura/noticias/187706-ejecutivo-propone-abordar-el-racismo-como-un-problema-publico "Mi familia y yo hemos vivido racismo y hemos sabido hacerle frente", dice el futbolista afroperuano en un video publicado por el Ministerio de Cultura referido al proyecto de Ley del Ejecutivo para abordar el racismo como un problema público. "Hemos sabido no retroceder, colocando el problema sobre el tapete encontraremos la solución", añade. En las últimas semanas se está impulsando una propuesta de proyecto de Ley por parte del Ministerio de Cultura, la cual tiene dos aspectos centrales, los cuales LUNDU considera sumamente estratégicos debido a que combina las acciones de educación y promoción con la sanción del racismo. Por un lado, esta propuesta de ley señala que "el Ministerio de Cultura fomentará el reconocimiento de las diferentes culturas en todas las regiones y localidades, en particular, en aquellas donde existan grupos históricamente discriminados por motivo étnico o racial, como los pueblos originarios, población afroperuana, personas de origen o ascendencia andina, amazónica o afrodescendiente". Asimismo señala que "En cuanto a la sanción por discriminación, se incorporará el delito de incitación al odio racial al Código Penal, tal como lo recomendó el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial de las Naciones Unidas al Estado Peruano en 2018".
Aquí el texto tomado del post del Ministerio de Cultura:
https://www.facebook.com/watch/?v=1192302441127798 #ReflexionemosJuntos El racismo es un problema público que genera situaciones de violencia en nuestra vida cotidiana. Conozcamos el testimonio del talento nacional Jhoel Herrera y cómo afrontó la discriminación étnico-racial durante varias etapas de su vida. Encuentra más información sobre el proyecto de ley del Ejecutivo para abordar el racismo como un problema público aquí ? https://bit.ly/2YUB5T0 "Lleva las cuentas, trenza la historia": Trenzando y contando la memoria de mujeres afroperuanas.3/8/2020
En este Día Internacional de la Mujer, LUNDU recuerda que llevar cuentas en el cabello, es decir, caracoles, adornos, detalles es parte de la cultura y estética de buena de las culturas africanas y afrodescendientes de la diáspora.
La metáfora de trenzar, es decir crear una nueva estructura e historia, fue la idea que tomamos para diseñar esta campaña que desde su concepción en el 2016 ha movilizado a más de 5,000 personas en diversas regiones del país a partir de su participación en acciones donde se colocaban la cuentas en el cabello o en las manos como manera de recordar su compromiso con contar la historia del pueblo afroperuano, especialmente las mujeres. También participando activamente en llamados a la acción, foros y espacios de generación de opinión y apoyo a esta propuesta. Esta campaña se retomará desde el 2020, enfatizando en la idea de recoger más información estadística. Las más de 379,6460 mujeres afroperuanas que se identificaron en el Censo Nacional de Población y Vivienda del Instituto Nacional de Estadística (INEI) tienen muchas historias que contar. Y de seguro, más aún, las muchas otras que no se reconocieron por no entender la pregunta o tal vez por sentirse incómodas debido a la historia de discriminación. Ahora proponemos que más mujeres se reconozcan en todos los espacios posibles. |